La pandemia del COVID-19 que tiene al mundo en aislamiento y que ha causado más de 568.000 muertes, mantiene a prueba no solo a los gobiernos con nuevas medidas para lograr mitigar los riesgos de propagación del virus, sino al personal de la salud en su labor de atender a quienes lo requieren, aun arriesgando su propia integridad.
El Coronavirus, obligó a la humanidad a replantearse la manera en la que se relacionaba con su entorno, transformó los mecanismos utilizados para realizar cualquier actividad y apresuró el desafío de adoptar la tecnología drásticamente.
La labor del oficial de cumplimiento, tan importante dentro de las compañías para evitar delitos relacionados con el LAFT no estuvo exenta de este acelerado proceso encaminado a la “virtualidad”, cumpliendo con las medidas de aislamiento y a su vez continuar con los mecanismos de vigilancia y control, para no dar respiro a los delincuentes; las empresas y los oficiales debieron adoptar protocolos encaminados a ejercer un control eficiente por medio de la tecnología.
Daniel Fernando Cortés, coordinador de Proyectos Especiales e Innovación para Ethos Soluciones de Software, tiene una clara postura frente a esta nueva manera de implementar acciones de vigilancia: todos los procedimientos LAFT tienen que cambiar teniendo en cuenta la virtualidad y el aislamiento. Las instituciones que ya contaban con aplicaciones web o móviles funcionales, tienen que reforzar los controles para evitar que dineros poco limpios entren al sistema, o que, por la presión de los ingresos se relajen los controles.
Resulta indispensable en estos momentos no bajar la guardia y no dar un solo respiro a la delincuencia que puede utilizar este suceso mundial para continuar delinquiendo y las medidas adoptadas para proteger vidas, no pueden terminar siendo cómplices de acciones ilegales. Manuel Antonio Gómez Ramírez, presidente del Comité de Oficiales de Cumplimiento de Asojuegos concuerda con este reto de no bajar los brazos y estar alertas ante cualquier tipo de fraude: los fraudes cibernéticos se han elevado en más de un 35% a nivel mundial y Colombia no es ajena a ello. Por otro lado, la necesidad de flujo de efectivo de las empresas en los diferentes sectores de la economía nacional y mundial podría verse permeada por dineros de origen ilícito al interior de las organizaciones… Es vital que ante esta situación no se bajen los controles, sino que por el contrario estos deben ser fortalecidos dado a que nos enfrentamos a nuevas y diferentes operaciones.
Esta nueva dinámica de labores de cumplimiento y por qué no mencionarlo, una nueva dinámica de vida en la que confluyen las relaciones interpersonales, modalidades de aprendizaje y de trabajo, tienen una serie de riesgos que vienen relacionados con las tecnologías que se utilizan para continuar con las tareas diarias. Sara Eugenia Rodríguez Gil, oficial de Cumplimiento para la Red Empresarial de Servicios S.A – SuperGiros, menciona una serie de riesgos que, para ella, pueden traer estas nuevas formas de continuar el trabajo de vigilancia y en algunos casos, la vida en general: el fraude financiero y la estafa asociados al manejo y disposición de los planes de ayuda económica. Robo de datos y/o de la información. Corrupción privada y pública. Reducción de staff que puede mermar temporalmente la capacidad de análisis e investigaciones en curso. Reducción temporaria del plantel de agentes fiscalizadores en materia ALA/CFT, lo que puede impactar en el alcance, profundidad y frecuencia de las supervisiones de los sujetos obligados. Fraudes por operaciones financieras remotas o no presenciales y compra de productos y servicios por medios electrónicos o en línea.
La tecnología será la aliada indispensable en esta ardua tarea que cumplen día a día los Oficiales de Cumplimiento en cada una de sus corporaciones, para evitar cualquier tipo de delito ligado al Lavado de Activos o a la corrupción, y es deber de estas, asumir el reto de la “virtualidad”, brindando herramientas tecnológicas, acompañadas de procesos pedagógicos para la capacitación de sus funcionarios, para ejercer de manera eficiente el control sobre cualquier tipo de transacción dentro de las empresas. Un reto para nada fácil, pero que, dadas las circunstancias derivadas de esta emergencia sanitaria mundial, llevan a la humanidad a modificar sus dinámicas de manera abrupta para continuar con sus vidas, sin poner en riesgo su integridad y la de su entorno.